Mamen y Diana son una pareja de mujeres que quieren ser madres, pero no tienen dinero para una inseminación privada ni tiempo para esperar en la sanidad pública, así que deciden disfrazarse y seducir a un hombre para quedarse embarazadas. El elegido es Lucas, un atractivo donjuán que no debería dar problemas. Sin embargo, lo que prometía ser una aventura puntual se acaba prolongando y empiezan a aflorar sentimientos inoportunos.
¿Cómo surgió la idea de la obra? ¿Qué le llevó a escribir sobre la maternidad?
A mi alrededor la gente lleva un tiempo empezando a tener hijos. Hay dos grupos, los que han formado una familia y los que están empezando a superar la treintena con cierto agobio por no tener ni siquiera pareja. Un caso especial lo ocupaban mis amigas lesbianas que, a pesar de tener pareja estable, se topaban con otros inconvenientes a la hora de ser madres. Partí de ahí y busqué una situación extrema para poder explorarla desde la comedia, así que pensé en mostrarlas en un grado de desesperación absoluta que les llevara a engañar para conseguir su objetivo. Para la víctima elegí a otro arquetipo que me gusta mucho, el donjuán moderno, independiente pero emocionalmente inmaduro. Pensé que para dos mujeres en busca de genes paternos, sería una opción deseable y muy divertida de explorar.
¿Qué quiere transmitir con esta historia?
La idea más importante que trato de defender es la libertad sexual, el respeto real a las elecciones de los demás con todas las consecuencias.
¿Es una obra para público LGTB? ¿Es una obra para público heterosexual?
Llevamos tres años de funciones y todo el mundo sale muy contento con la obra. Uno de los personajes, Diana, es una chica que siempre ha estado con hombres hasta conocer a Mamen, que siempre ha estado con mujeres. Lucas es un ligón que cada fin de semana está con una diferente, y Puki es más de echarse novia estable, así que si es por identificarse con alguno, el abanico es bastante amplio, si bien es cierto que para el público LGTB puede tener ese pequeño plus que aporta el que la historia habla de
reivindicaciones cercanas a su colectivo.
¿En qué historias/escritores se ha inspirado para escribir esta historia?
Me gustan mucho los autores que escriben escenas con diálogos ágiles que captan el lenguaje de la calle. David Mamet o Quentin Tarantino me parecen certeros retratistas de la realidad. En el panorama nacional admiro mucho a Juan Mayorga y Alfredo Sanzol.
¿Que referencias tiene de textos/artistas LGTB?
La verdad es que por norma general no conozco las preferencias sexuales de los artistas que admiro. En cuanto a las obras, estuve documentándome sobre todo viendo películas que trataban asuntos parecidos al que me interesaba. La trama que más tiene en común con la obra es la de “The kids are all right”. También vi “La vida de Adele” y “Habitación en Roma”, pero creo que tratan la homosexualidad desde puntos muy diferentes al que yo quería.
¿Cuál cree que es la mejor cualidad de su elenco?
Sin duda, la honestidad en escena. Mi intención al elegirlos ha sido buscar la comedia de situación pero siempre desde la verdad en escena. Me gusta que son comedidos en sus actitudes encima del escenario.
Aparte de su talento escénico, lo que más valoro del equipo es su entrega incondicional con el proyecto.
¿Por qué debería alguien ir a ver “Capullo”?
Primero, porque es una comedia muy divertida y va a pasar un buen rato en el teatro. Pero también porque el elenco es extraordinario y viene expresamente desde Madrid. Además de Fátima Baeza, a la que el público le tiene especial cariño, el propio Javier Durán interpretará a uno de los personajes.
¿Qué diferencia esta obra del resto de obras LGTB?