Biografía
Javier Durán Pérez
Abandoné una plaza de funcionario para dedicarme al teatro. Ya puedes llevarte las manos a la cabeza, mis padres también lo hicieron. No es que no me gustara dar clases de matemáticas, era bastante entretenido, pero el bicho de la escena me picó fuerte y cuando me di cuenta estaba completamente envenenado. Primero fue la impro, el vértigo de crear en el instante, la gente que rodeaba la disciplina y el modo de vida que suponía. Luego empecé a escribir, me formé en dramaturgia y presencié fascinado esas palabras mías cobrando cuerpo en boca de personas con talento para darles alas. Ya no había vuelta atrás y me vine a Madrid a producir mis obras y a ver lo que pasaba. Lo que pasó fue bueno y aquí sigo, sin dejar de aprender. En los últimos años también he metido la cabeza en el audiovisual y se ha estrenado en Netflix mi primera peli. Definitivamente, se me está yendo de las manos.
«Escribo para entenderme, ya que siento a menudo que los temas complejos me superan y no me resulta nada fácil expresar opiniones sobre ellos. Hay muchos ángulos que contemplar y demasiados datos que analizar. Por eso me resulta más esclarecedor inventar personajes y dejarles interactuar para, al final, observar el resultado desde fuera. Mi punto de partida suele ser una punzada interna que reclama atención, más corazón que pensamiento, más herida sutil que síntoma evidente. Y, a medida que voy desarrollando lo que quiero escribir y va tomando forma la criatura, se me van presentando nuevos interrogantes. Mi escritura es por tanto ese drenaje –siempre provisional– de una herida invisible que he de identificar mirando alrededor con ojos nuevos, para luego ampliar y enriquecer las escenas que el mundo me regala sembrando voces nuevas que trato de abonar con una mezcla de mi imaginación y algunas experiencias personales. Lo que suele crecer es un retrato extraño que pide un escenario como quien va al espejo..»
I.N.K Producciones
INK significa tinta. Escribirlo como si fueran siglas es un capricho, pero quiero pensar que tiene algún sentido, porque aunque las letras no esconden ningún acrónimo, cada gota de tinta sí da lugar a muchas ramificaciones. Al menos eso es lo que siento cuando escucho por primera vez las palabras que escribo interpretadas por el elenco. Ahí es donde empiezan a pasar cosas: La tinta se extiende y se convierte en teatro.
Fotos
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